y sigue el caminar.
Los arboles marchitos.
Mi cuarto, solitario.
y los retratos viejos
y el libro sin cortar...
Chorrea la tristeza por los muebles
y por mi alma.
Quizá
no tenga para mi naturaleza
el pecho de cristal.
Y me duele la carne del corazón
y la carne del alma.
Y al hablar,
se quedan mis palabras en el aire
como corchos sobre el agua.
Solo por tus ojos
sufro yo este mal,
tristezas de antaño
y las que vendrán.
Tarde lluviosa en gris cansado,
y sigue el caminar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario