lunes, 13 de febrero de 2012

TARDE



Tarde lluviosa en gris cansado,
y sigue el caminar.
Los arboles marchitos.

Mi cuarto, solitario.
y los retratos viejos
y el libro sin cortar...

Chorrea la tristeza por los muebles
y por mi alma.
                      Quizá
no tenga para mi naturaleza
el pecho de cristal.

Y me duele la carne del corazón
y la carne del alma.
                            Y al hablar,
se quedan mis palabras en el aire
como corchos sobre el agua.

Solo por tus ojos 
sufro yo este mal,
tristezas de antaño
y las que vendrán.

Tarde lluviosa en gris cansado,
y sigue el caminar.



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