El paso del tiempo derrumba mis débiles entretelas
las impurezas le aturden, el temblor inminente
retuerce los estrechos cimientos de mi pobre corazón.
La amenaza avanza sin cese, lentamente el fin sigue su curso,
la anarquía afronta sus últimos esteroides, la consunción es inminente,
el terror se apodera de mi, la oscuridad gana la partida.
Huele a soledad.
Que lejos queda la ilación del joven, del imberbe enamorado
atrás se desvanece la alegría, la enfermedad del amor.
El paso efímero de la felicidad se desmorona
cual castillo de naipes, la paso siguiente
aledaño, difícil de evocar, pienso en negro.
¿Hacia donde me aproximo en la cruda soledad...?

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